Si camino guiándome por los símbolos,
direcciones y puntos de referencias quiere decir que tengo un objetivo para
llegar a un lugar específico; pero si camino sin fijarme sobre estas
determinantes, caigo en cuenta que hasta disfruto más el caminar… No llevo
apuro, detallo más mis alrededores y no miento, me dá curiosidad de saber
en dónde estoy y qué hago ahí; por lo que pudiese concluir que si estoy ahí es
por algo, algo que no buscaba, pero me dejé llevar hasta allí. Y cómo quedarme
en un sitio sin hacer nada? Llega el momento en el que deseo conocer nuevas
cosas, nuevas personas, este camino me resulta interesante, aunque no todo lo
que voy conociendo es bueno, pero van dejando marcas en mí, y de todas aprendo,
me enriquezco… De vez en cuando volveré a ese camino, porque el camino de
siempre me resulta aburrido.
Escritura creativa en base a realidades y subrealismo, para leer y llevarte a un mundo lleno de ilusiones, fantasías, risas pero no muy lejano a la vida real.
viernes, 29 de enero de 2016
Arma Letal
Cierto amigo un día le decía a su mujer - obviaré los
nombres y serán llamados sólo hombre y mujer- que lo mejor que
podía hacer para afrontar una situación crítica, vivida en su país,
desbordada por locuras juveniles y decisiones sin cultura y educación, era
adquirir un arma que pudiera utilizar para defenderse de aquellos
desafiantes de la vida, que por causas desesperadas andaban sin rumbo
arremetiendo contra sus hermanos - palabra
bíblica - Y de esta manera
proteger a los suyos, integrándola a ella dentro de su núcleo de
protegidos.
Asombrada aquella mujer, un poco angustiada... con voz quizás
temblorosa, le hace saber la angustia que ha causado este pensamiento aún no
llevado a cabo, a su marido. Insistente, le hace prometer a marido de nunca
permitir la entrada de un arma en manos de seres que integran su grupo
familiar.
Aquella casa rodeada de un pequeño terreno, frente a un pozo de
agua natural; A un lado, un grandioso árbol de abundante clorofila, sin frutos,
no era época de sus frutos ricos llamados nísperos. Se escuchaban los ritmos de
la felicidad en voces de infantes que jugueteaban y amenizaban aquel día, donde
el sol se prestaba para sacar los cestos de ropa y ensañarse contra las piedras
para blanquearlos. De allí la oriunda familia compuesta por el marido, su mujer
y dos hijos frutos de su amor. Dos varones, el mayor, de 9 años, y el menor de
4 años.
No era más que una familia humilde que dormían juntos en un
mismo cuarto, compartían sus domingos en la sala que a su vez era la cocina y
de vez en cuando era la habitación del abuelo, cuándo se quedaba a dormir, y
por lo general eran los domingos. La casa tenia dos puertas, una en el frente y
una atrás; Dos ventana, una en el frente y una atrás. El patio del fondo, se
unía a un camino por donde pasaba una carreta llevada por un hermoso burrito,
conducido por un joven robusto y ordinario que se encargaba de recoger los
cebollines plantados por mujer y hombre - de
esto vivían -
Los pequeños alardeaban sus bicicletas por todo el patio de la
casa. Pero mujer, no se le hallaba sombra alguna. Esto no detuvo a hombre seguir
el rumbo, que aquella tarde que
lo encaminaba a la toma de su poder, como jefe de familia. Toma rumbo por el
largo camino del rió y llega a sombras de piedras enormes. Desaparece por
segundos su figura, y en menos de 5 minutos vuelve a parecer, hombre con
pequeña arma de fuego de cañón corto y pequeño calibre, que se sostiene y
dispara con una sola mano.
Escondiendo la promesa dentro de su
camisa, ennudecido con la mirada a lo lejos y con satisfacción
interna regresa a casa ya caída la noche, no determina a las
persona que a él le llevan a sombra. Enciende la bombilla de patio
trasero, cierra la puerta de atrás, de adelante y rápidamente esconde
su acompañante letal debajo de la almohada.
Los niños ya en sus camas dormidos, mujer aun en el frente destendiendo
la ropa. Hombre se quita su ropa y se mete a la cama, sin darse cuenta que la
sombra que atraía desde aquel camino del río, se asomaba por la
ventana, y calladamente se introducen en aquella cálida casa, un poco oscura,
para no incomodar a los angelitos durmientes. En búsqueda de aquella arma,
los intrusos desastrosamente inician su rastreo; por lo cual
la bulla generada despierta a hombre y se ajunta de su tesoro escondido
para espantar a los infiltrados en su jaula.
Hombre trabaja habilmente con su nueva amiga en manos y controla
todo el territorio, amarra a los desafiantes y se agiliza para buscar apoyo de
alguna autoridad. Pero al salir de casa, solo se encuentra a mujer semidesnuda
y arrecostada a aquel enorme árbol por aquel joven robusto que
le recogía el cebollin dos veces a la semana.
Y por un instante, el cerebro de este hombre se detiene, y se
figura que pasará los próximos días cuando hayan muerto a ese muchacho, o hayan
muerta a la madre de sus hijos, se preguntaba ¿por qué antes no
había comprado el arma? pero, si lo que le dio dicha en un momento y en una
noche, terminó acabando su vida de raíz, de un plomaso en la
siem se arranca la vida misma y solo hubo sangre de aquel hombre que
sacio su deseo, quedando una mujer que se dejó llevar por deseo, y un muchacho que
seguirá lleno de deseo.
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