Tener poder, es sinónimo de tener fuerza, de ser capaz de muchas cosas, tener todo lo necesario para persuadir, para dominar y en este sentido el poder es bien y hasta es mal, todo depende de como sea tomado por la persona.
![](https://lh3.googleusercontent.com/blogger_img_proxy/AEn0k_s2qagSDDO-W_jIcKMco_bvM3PthHH3gIK4G2z0QcTgiYtzWn9IzfaaQFy62aPzD_1eSm33_H4bexvMm50bzh-MvC_Fu7D6QBVXxCCqAyZLj_4hMxo=s0-d)
Hoy en día vemos como el poder puede cambiar a una persona, y la ironía de todo esto, es que si muy bien aclaramos que el poder es relativamente tener la capacidad de dominar y persuadir como es posible que la acción revierta tu forma de ser, ¿acaso el poder domina a la persona? en vez de todo lo contrario. Y aquí el meollo de la situación, en tanto el hombre no posea la capacidad suficiente de controlar su propia personalidad y actitudes, no está apto para poseer poder, así de sencillo.
El cambio no lo hace el poder, el cambio lo hace la debilidad ante el poder. Esta situación debe ser totalmente controlada por el hombre para poder observar una buena definición del poder llevada por una persona, por esta razón presenciamos tanta maldad en una persona que no mostraba ni el más mínimo interés en hacer daño.
Son tantas las personas que vemos que caen en esto, y quizás los daños que causan no son tan lamentables que el de otros. Pero solo con caer en un engaño ya se está causando una daño.
Realmente debemos pensar como actuar ante el poder, para que no cambie nuestra forma de ser y de pensar y de esta manera tratar de no causar males en otras personas.